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LASSONRISAS

CUSIOSIDADES DEL RODAJE EN BURGOS DE UNA PELICULA.

Hepburn se hallaba en el cenit de su carrera. Ganadora de un Oscar y de varios Globos de Oro era la actriz favorita del público y un personaje magnético que atraía también por su humildad y discreción. Quizás por eso no puso reparos a la hora de acompañar a su marido en un periplo singular: el rodaje de una película en España, un país en las antípodas de Estados Unidos. El filme, dirigido por el cineasta italoargentino Luis César Amadori, afincado en Madrid desde hacía una década, era de corte histórico. El señor de la Salle narraba la vida de San Juan Bautista de la Salle, sacerdote francés del siglo XVII que dedicó su vida a la educación de niños pobres fundando las Escuelas Cristianas. Mel Ferrer tenía el papel protagonista y contaba con un importante reparto de talentosos actores españoles como Fernando Rey, Alfredo Mayo, Manuel Alexandre o Antonio Ferrandis.

El rodaje

Una de las escenas debía representar la entrada de La Salle en la catedral del Reims, de ahí que se eligiera la de Burgos por sus similitudes para el rodaje. La ciudad estaba en estado de euforia esos días después de que el petróleo de la Lora hubiera salido a la superficie como un géiser y ya empezara a creerse que aquello podía ser un Texas castellano. Sin embargo, la irrupción del equipo de rodaje y de los actores desvió la atención de los burgaleses durante aquella jornada del 8 de junio. Una multitud se congregó en la plaza de Santa María y en las escalinatas de San Nicolás porque nadie quería perderse el evento, menos aún cuando se supo que a Mel Ferrer le acompañaba su esposa, con quien se había alojado en el Hotel Landa. Hepburn, que era ya también un icono de la moda, se hinchó a firmar autógrafos mientras su esposo rodaba la entrada en la catedral junto a sesenta extras burgaleses, la mayor parte caracterizados de mendigos que le acosaban en la puerta y a los que el sacerdote francés daba unas monedas.
Entre el numeroso público que asistió al fabuloso evento no faltaron varios hermanos de las Escuelas Cristianas, que disfrutaron contemplando la estampa ficticia del fundador de su orden. El rodaje se prolongó a lo largo de la mañana. Tras el mismo, y antes de partir hacia el Valle de Arán para continuar con el rodaje, todo el equipo se fue a comer al Hostal El Cid, que se ubicaba en las afueras de Gamonal, al pie de la carretera Madrid-Irún, un lugar de alto copete en el que solían comer y alojarse viajeros de posibles, políticos y famosos. Allí, en la puerta de entrada, tomó Fede la maravillosa fotografía que ilustra este reportaje. Una imagen desconocida e inédita que habla por sí misma de lo que representó siempre Audrey Hepburn: la elegancia sin artificio, la belleza discreta e hipnótica de una diosa carnal.

 

Audrey Hepburn y Mel Ferrer, en la puerta del desaparecido Hostal El Cid. A la derecha, imágenes del rodaje en la plaza de Santa María.

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